El sistema de precios, Oferta, Demanda, ley de oferta y demanda

Cómo funciona la economía de mercado

El Sistema de Precios. Variaciones en la Demanda y la Oferta

Si analizamos cómo funciona la economía de mercado podríamos llegar a asombrarnos. Observaríamos que la mayoría de los bienes son producidos por un gran número de productores en, aproximadamente, las mismas cantidades que un gran número de consumidores desean comprar, sin provocarse grandes excedentes ni grandes escaseces.  


Además, también observaríamos que ante los cambios en ciertos factores, como la renta de los consumidores o los costes de fabricación, que harían cambiar las cantidades demandadas por los consumidores o las cantidades ofertadas por los productores, la producción, sin necesidad de coordinación consciente por parte de ninguna institución central, se ajusta por sí sola continuamente volviendo al equilibrio inicial. Es a lo que Adam Smith denominaba la "mano invisible" de la economía de mercado.


Efectivamente, el sistema de precios en una economía de mercado, permite que las decisiones de millones de productores y consumidores individuales se descentralicen y se coordinen sin que nadie tenga que intervenir.


Para explicar bien este fenómeno debemos recurrir a un ejemplo práctico. Para ello, nos vamos a basar en  dos bienes, naranjas y manzanas, y  analizaremos su comportamiento ante una variación de la demanda y de la oferta.

Variación en la demanda

Nos encontramos en una sociedad en la que existen unos agricultores que pueden dedicar sus campos a producir naranjas o manzanas indistintamente, con facilidad para transferir, en un momento dado, la producción de un producto a otro.


Supongamos que en un determinado momento, por algún motivo (publicidad, consejos médicos, etc.), los consumidores prefieren consumir más naranjas que manzanas, aumentando su demanda y, por lo tanto,  sus ventas. Esto provocará, en poco tiempo, una escasez de naranjas y un exceso de manzanas.


Ante esta situación, los comerciantes, para poder liquidar su excedente de manzanas, se verán obligados a bajar su precio.


Por otra parte, ante el aumento de ventas de naranjas, llegará un momento en que los agricultores no podrán atender todas las peticiones (demanda), convirtiéndose en un bien escaso con la consiguiente subida de su precio.


Este incremento del precio de las naranjas hace que sea más rentable su producción que en el pasado, ya que los costes son los mismos. Al contrario que las  manzanas, que al descender su precio serán menos rentables que las naranjas. Evidentemente, guiados por la búsqueda del máximo beneficio, los productores aumentarán la producción de naranjas y reducirán  la de manzanas.

El aumento en la producción de naranjas provocará un excedente y su precio descenderá, y la  reducción en la producción de manzanas las convertirá en un bien escaso y su precio comenzará a subir, reiterándose estos movimientos en el tiempo hasta el momento que ya no compense a los agricultores reducir la producción de manzanas y aumentar la de naranjas.


De esta forma se autorregulan los precios volviendo al equilibrio inicial (la mano invisible).

CONCLUSIÓN: un cambio en la demanda (gusto de los consumidores) provocará  una nueva asignación de recursos productivos, haciendo que los productores transfieran la producción de un bien (manzanas) a otro (naranjas), según su rentabilidad.

Observemos que al bajar el precio de las manzanas y subir el  de las naranjas, hace que sea más rentable la producción de naranjas. Por tanto, aumentará la producción de naranjas y se reducirá la de manzanas.


Estos cambios en la producción harán que baje el precio de las naranjas, y que suba  el de manzanas. En el momento en que los precios de ambos sean indiferentes para transferir su producción de uno a otro, la producción se estabilizará y los movimientos de precios cesarán.

Resumen de los cambios:

1. Un cambio en los gustos de los consumidores origina un cambio en la demanda, produciendo:


  • escasez de un bien, provocando a su vez un aumento de su precio.
  • excedentes de otro bien, provocando a su vez una disminución de su precio.


2. Las variaciones en el precio de un bien incide en su rentabilidad. De esta forma, los productores desplazarán su actividad de los productos menos rentables a los productos más rentables.


En resumen, un cambio en la demanda de los consumidores pone en marcha en el mercado un mecanismo por el cual se reasignan los recursos en la dirección requerida.

Variación en la oferta

Continuando con el mismo supuesto, vamos a analizar ahora el efecto que se produce ante  una variación en la oferta.


Supongamos que los agricultores, por algún  motivo (costes de producción), prefieren producir más naranjas y menos manzanas.


Si esta situación se prolonga en el tiempo, llegará un momento en el que se produzca un  exceso de naranjas y una escasez de manzanas.


Como consecuencia, descenderá el precio de las naranjas y aumentará el  de las manzanas.


A continuación, debido al precio de estos bienes, los consumidores comprarán más naranjas y menos manzanas.


Asimismo, el aumento del precio de las manzanas las convierten en más rentables, empujando a los agricultores, que buscan el máximo beneficio, a aumentar la producción de manzanas y reducir la de  naranjas.


Este aumento de producción, en manzanas, y disminución, en naranjas, nos lleva otra vez a un excedente, en este caso de manzanas, y una escasez de naranjas,  con la consiguiente  bajada de precios en las manzanas y  subida en las naranjas.

Una vez más, se autorregulan los precios volviendo al equilibrio inicial. Si observamos bien, el incremento del precio de las manzanas elimina su escasez en dos sentidos:


1. Reduce su venta (demanda), ya que su compra se hace cada vez más cara.

2.  Incrementa su producción (oferta), ya que se hace cada vez  más rentable.


Por otro lado, el descenso del precio de las naranjas hace desaparecer su exceso en dos sentidos:


1. Impulsa a los consumidores a comprar más naranjas, ya que se hace cada vez más baratas.

2. Desalienta su producción, ya que se hace cada vez menos rentable.


Por lo tanto, podemos concluir que en un escenario en el que un bien es escaso (presenta una baja oferta), su precio se elevará y su producción tenderá a aumentar, motivado por el incremento de su rentabilidad. Es decir, su oferta aumentará.

Asimismo, ante un escenario en el que un bien presenta excedentes (oferta alta), su precio tenderá a disminuir al igual que su producción (por la baja rentabilidad). Es decir, su oferta tenderá a contraerse voluntariamente.

Hemos visto que el sistema de precios genera una serie de  señales automáticas, de tal manera que un gran número de agentes económicos (empresas y familias) reaccionan de forma  coordinada ante las variaciones de la oferta y la demanda.


Todos estos ajustes y adaptaciones a los cambios de oferta y demanda se producen sin que  conscientemente sean coordinados por nadie (la "mano invisible" de la economía de mercado).

  La mano invisible.  "Laissez faire, laissez passer"

Las expresiones la "mano invisible" y "Laissez faire et laissez passer" representan los fundamentos ideológicos del liberalismo clásico.


A esta capacidad de autorregulación que el libre mercado tiene intrínseco, es a la que Adam Smith llamaba, de manera metafórica, la mano invisible. Según este economista, el libre juego de la Oferta y la Demanda es suficiente para la fijación de los precios y, con ello, alcanzar el equilibrio del mercado.


Son los precios y la rentabilidad de los bienes los que guían a los consumidores y productores en el mercado: si el precio de un bien lo hace rentable, estimulará su producción; en caso contrario, ésta se reducirá.


Pero para que esto ocurra, evidentemente, es necesario que exista libertad de actuación de los agentes económicos, con la nula o mínima intermediación del estado. Precisamente, esta idea principal de no injerencia del estado en los asuntos económicos, ya fue promulgada anteriormente con la expresión:

 

"Laissez faire et laissez passer, le monde va de lui même"

«Dejad hacer, dejad pasar, el mundo va solo»


también popularizada por Adam Smith, aunque no se debe a él su autoría.


Para encontrar el origen de esta expresión tendríamos que remontarnos a la Francia del siglo XVIII, donde el economista Jean-Claude Marie Vincent de Gournay, defensor de la abolición de las restricciones a la industria y al comercio, resumió este pensamiento de no intervención del estado en los asuntos económicos con esta expresión que se convirtió en la clave de la historia del liberalismo económico.

"La mano invisible"

de la economía

de mercado

La mano invisible

Capacidad de autorregulación que el libre mercado tiene intrínseco.

El término "mano invisible" apareció por primera vez en la obra “Teoría de los Sentimientos Morales”, de Adam Smith, publicada en 1759, alcanzando su mayor difusión cuando lo incluyó en su otro libro “La Riqueza de las Naciones”, en 1776.

A medida que sube el precio de las naranjas se reducirá el número de personas con capacidad para comprarlas.


Todo esto nos llevará a una situación en la que la demanda de manzanas se limitará a su oferta.

La rentabilidad varía directamente con el precio.

J. C. M. Vincent de Gour-nay

(Saint-Malo, Francia, 1712 - Cádiz, España, 1759)

Liberalismo económico

Las fuerzas del mercado son las que establecen los precios.

La participación del Estado en la actividad económica debe ser mínima.