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LIQUIDEZ Y SOLVENCIA
Liquidez es la cualidad que tienen los activos que figuran en el balance de una empresa para convertirse en dinero de forma rápida y fácil.
Está claro que el dinero en efectivo (Caja) o en las cuentas corrientes (Bancos) son los activos más líquidos. En una segunda línea tendríamos los créditos concedidos a nuestros clientes por las ventas de nuestros productos o la prestación de servicios (Realizable) y en un tercer plano se encontrarían los productos terminados, semieleborados o materias primas (Existencias).
Cuanto más líquido sea un activo,
más fácilmente se podrá convertir en dinero
Solvencia es la capacidad que posee una empresa para hacer frente a sus compromisos de pago en el momento de su vencimiento.
Fijémonos bien en los componentes de estas definiciones:
Liquidez es una cualidad que tienen los activos
Solvencia es una capacidad que tienen las empresas
Son dos términos totalmente diferentes con naturaleza distinta y, sin embargo, suelen confundirse. En muchas ocasiones se dice que una empresa tiene liquidez refiriéndose a que cuenta con la suficiente capacidad para atender sus compromisos de pago. No es del todo correcto.
Lo que ocurre es que si una empresa tiene el dinero líquido suficiente o el disponible necesario en las cuentas bancarias, acciones, bonos, letras del tesoro, etc. que puede convertirlo en efectivo (tesorería) de una forma inmediata o a muy corto plazo, se entiende que posee la seguridad total de atender todos sus compromisos de pagos que vencen a corto plazo y solemos decir que tiene solvencia.
Efectivamente, si los activos que posee una empresa tienen un alto grado de liquidez, la empresa tendrá solvencia, pero ojo, solvencia a corto plazo. Una elevada tesorería actual no garantiza suficiente tesorería de futuro. Por lo tanto, si queremos entender bien la diferencia, y a la vez, la relación, que existe entre liquidez y solvencia, nos veremos obligados a distinguir entre solvencia a corto plazo y solvencia a largo plazo.
De ahí, que dentro del Análisis Financiero, cuando se estudia el equilibrio financiero de la empresa, se suele distinguir entre:
Poseer liquidez significa tener la certeza de disponer de una determinada cantidad de efectivo en un momento dado. La solvencia no exige esta disponibilidad inmediata de efectivo. Basta con disponer de activos capaces de generar fondos suficientes para hacer frente a las deudas futuras.
Por lo tanto, mientras que liquidez implica poseer la seguridad total de atender los pagos que vayan venciendo, solvencia conlleva únicamente tener garantía de atender los pagos futuro, los compromisos a largo plazo.
Por este motivo, cuando en algunos tratados financieros hablan de solvencia en general, debemos considerar que se están refiriendo a la solvencia a largo plazo, quedando la solvencia a corto plazo ligada a la liquidez.
Los activos fijos que posee una empresa para realizar su proceso productivo, evidentemente, no estarán destinados a convertirlos en líquidos (a la venta). Sin embargo, sí servirán de garantía ante terceros (acreedores, financieras, etc.). Así nos encontramos con deudas que son garantizadas generalmente por hipotecas sobre activos que no tienen la capacidad de ser convertidos rápidamente en dinero como es el caso de edificaciones o terrenos.
Por lo tanto, la solvencia no necesariamente requiere de liquidez. Nos podemos encontrar con situaciones en las que la empresa puede carecer de liquidez, pero ser muy solvente por tener activos fijos de alto valor que permiten garantizar razonablemente sus obligaciones de pago.
Por el contrario, se puede también tener mucha liquidez pero no ser solvente. De nada nos sirve, ante una entidad bancaria, solicitar un préstamo ofreciendo como garantía nuestros saldos en las cuentas corrientes o depósitos. Los bancos prefieren activos menos líquidos como edificaciones y terrenos, ya que son susceptibles de ser embargados (el saldo de una cuenta corriente puede desaparecer en cualquier momento).
Tener solvencia (a largo plazo) significa tener capacidad de garantizar unos pagos futuros, pero no implica necesariamente tener capacidad para pagar en efectivo en el presente; eso sería tener liquidez (solvencia a corto plazo).
En resumen, podríamos apuntar que mientras que en el análisis de la solvencia a corto plazo el elemento clave es la capacidad de generación de tesorería, en el análisis de la solvencia a largo plazo la clave es la capacidad que tiene la empresa de generar beneficios.
Por este motivo, el análisis de la solvencia a largo plazo se identifica más con el análisis económico que con el financiero, ya que estudia el beneficio, es decir, la rentabilidad.
Definición de Solvencia (a largo plazo)
La definición que hemos dado al principio de Solvencia tiene cierta imprecisión:
"Capacidad que posee una empresa para hacer frente
a sus compromisos de pago en el momento de su vencimiento"
Esto implica que la empresa debe generar, en su actividad principal y de forma regular, los fondos necesarios para cubrir las deudas que vayan venciendo. Si debe recurrir a la venta forzada de algún activo o a solicitar nuevos préstamos, ya no podemos considerar que sea efectivamente solvente.
Por lo tanto, dicha definición, para ser más precisa, debería llevar implícito que los recursos que va a utilizar para hacer frente a sus deudas deben venir generados por sus operaciones internas, por su actividad ordinaria.
Una definición más completa y precisa sería:
SOLVENCIA es la capacidad que tiene una empresa para
generar los suficientes recursos financieros, derivados de su
actividad ordinaria, para atender sus compromisos de pago.
¿Qué ocurre entonces si una empresa, en un momento determinado, no genera suficientes recursos de su actividad ordinaria para atender los pagos, pero mediante la venta de algunos de sus activos o la obtención de un préstamo, sí lo consigue?, ¿podemos afirmar que la empresa es insolvente?
No. No se puede afirmar rotundamente que la empresa sea totalmente insolvente. Lo es respecto a sus recursos procedentes de su explotación, pero no respecto a sus recursos financieros. Tendríamos que matizar que es insolvente técnicamente, pero no efectivamente.
Solvencia Técnica y Solvencia Efectiva
Para explicar de alguna manera las circunstancias descritas en el apartado anterior debemos recurrir a la distinción entre Solvencia técnica y Solvencia efectiva.
Solvencia técnica significa que la empresa es capaz de generar, con su actividad ordinaria, fondos suficientes para hacer frente a sus deudas. Repetimos:
con su actividad ordinaria
Si a pesar de todo (venta de activos y/o préstamos), no consigue pagar las deudas a su vencimiento, diremos entonces que la empresa presenta también insolvencia efectiva.
Con ello queremos decir que la empresa puede hacer frente a todos sus pagos recurriendo solo a la tesorería que genera su negocio, sin necesidad de acudir a una financiación adicional.
Si por el contrario, los fondos que genera su actividad propia de explotación, no son suficientes para atender sus pagos, pero sí si vende parte de su activo fijo o solicita un préstamo, diremos que no dispone de solvencia técnica, pero sí de Solvencia efectiva.
Por lo tanto:
Una empresa será técnicamente solvente cuando los fondos que aplica para pagar sus deudas proceden de sus operaciones ordinarias.
En cambio, si sus operaciones ordinarias no generan fondos suficientes y para hacer frente a sus pagos tiene que vender parte de sus activos o acudir al préstamo, será efectivamente solvente, pero técnicamente insolvente.
Fijémonos bien en esta última circunstancia: gracias a la venta de activos o a la obtención de préstamos, la empresa puede salvar su insolvencia técnica y atender al final sus pagos vencidos, pero las consecuencias pueden ser muy negativas a medio o largo plazo, ya que:
Por lo tanto, dicho de otra forma:
Liquidez
cualidad
de un activo
Solvencia
capacidad
de una empresa
Líquidos
son los elementos del activo.
Solventes
son las empresas.
En liquidez hemos hablado de compromisos a corto plazo, mientras que en solvencia nos referimos al largo plazo. Es decir, la principal diferencia entre ambos conceptos es su carácter temporal: ambos hacen referencia a la capacidad de hacer frente a los compromisos de pago, pero mientras que la liquidez (o solvencia a corto plazo) se refiere a los pagos del presente (corto plazo), la solvencia (o solvencia a largo plazo) se relaciona con los pagos futuros (largo plazo).
SOLVENCIA
Capacidad que tiene la empresa para pagar sus deudas con la garantía de sus inversiones (activo)
Liquidez
Cualidad de los activos de convertirse en dinero de forma inmediata.
El dinero es el activo más líquido
Solvencia
Capacidad para pagar las deudas.
Una empresa puede tener liquidez y no ser solvente, o a la inversa, puede afrontar sus deudas sin contar con activos fácilmente convertibles en dinero.
No es lo mismo reembolsar las deudas vendiendo activos
(o solicitando préstamos)
que con recursos procedentes de la explotación.
Una empresa que se encuentra en insolvencia técnica
significa que para poder atender sus pagos a su vencimiento, está recurriendo a financiación adicional (préstamos, venta de activos, etc.)
Con ello conseguirá atender sus compromisos a corto plazo, pero puede provocar efectos negativos de cara al medio y largo plazo.